Dormir o no dormir...
Todos los niños y niñas nacen con ciertas necesidades (dormir, comer etc.) que no hace falta enseñarles. Si observamos a los seres vivos en el resto de la naturaleza vemos que existe una armonía, no exenta de lucha o dificultades, donde la crianza lleva un tiempo determinado, más complejo y largo cuanto más indefensa nace la criatura, sin que exista una interrupción de éste (excepto en causas ajenas al propio proceso de crianza).
Existe un proceso de desarrollo, evolución o maduración que esta impreso en el organismo vivo, aunque marcado por diferencias individuales. Esto es lo que hay que sentir y comprender, y así poder poner los medios para que estos procesos internos puedan ser llevados a cabo. Si no, tendremos un desarrollo antinatural; adaptado posiblemente, pero a costa de una insatisfacción profunda.
Aquí os dejamos algunas pistas de Rosa Jové sobre lo que es el sueño infantil, que ella misma comenta que no se estabiliza hasta llegados los 6 años de vida. Es decir, las necesidades de los bebés y niños pequeños de dormir, van cambiando de forma, momento y horas paulatinamente durante esos primeros años.
El arte esta en observar y escuchar los necesidades y cambios en el niño o niña, que es lo que a veces nos cuesta más. Algunos días están más cansados y se duermen enseguida, y otros que igual es mejor que se les deje despiertos un rato más aunque haya pasado su “hora”. Es importante utilizar guiones y no planear demasiado lo que queremos hacer cuando se duerman, ya que esto nos puede causar irritaciones que el niño o la niña nota enseguida, y resulta entonces casi imposible que el bebé se duerma.
DORMIR SIN LAGRIMAS
Autora Rosa Jové
El sueño del bebé de 0 a 3 meses.
“Dormir”, “Estar en brazos de Morfeo”... como quiera que lo llamemos, es algo especial. Es una necesidad tan básica para vivir como lo es el comer, el beber o el respirar. Por ello, la naturaleza ya se encarga, desde antes de nacer, de que sepamos hacer estas cosas desde el mismo instante en que vemos la luz.
Los bebes no sólo saben sino que, según las estadísticas, es algo que practican la mayor parte del día, entre 14 horas los más despiertos y 20 horas los más dormilones.
Los recién nacidos necesitan comer frecuentemente para evitar hipoglucemias (descensos del nivel de azúcar en sangre) y crecer. Recuerden que durante el primer año han de triplicar su peso. Nunca más creceremos tanto de forma natural!.
Por lo tanto, no pueden tener un sueño muy continuado y necesitan pequeñas siestas a lo largo de las 24 horas del día para poder despertar frecuentemente y comer.
Y...¿Qué necesita un bebé?
Alimentarse frecuentemente.
Mantener la alerta de un cuidador.
Desarrollar la mente.
Madurar.
Ejercitar la succión.
Los humanos somos una especie altricial, es decir, que cuando nacemos, no nos valemos por nosotros mismos, sino que necesitamos el cuidado de otro, en general de la madre. Por ello los niñ@s lloran si se sienten solos, por ello la mayoría de las madre (actualmente también) llevan a sus bebés encima, en brazos o atados a su cuerpo.
Ejercitar la succión
Un bebé necesita succionar varias horas al día, no sólo para comer, si no porque es (junto con el llanto) uno de los pocos medios que tiene para expresarse y consolarse. También le ayuda a conocer el mundo que le rodea, ya que a través de la boca aprende sensaciones como caliente y frío, dulce o amargo, suave o áspero. Un bebé necesita mamar para calmarse del ajetreo, para relajarse, para...para casi todo! Es por ello que se han inventado los chupetes (una burda imitación en silicona de un pezón).
El sueño del bebé de 4 a 7 meses
¿Qué necesita un bebé de 4 a 7 meses?
- Adquirir el ritmo circadiano. En este periodo termina la maduración del núcleo supraquiasmático del cerebro (verdadero reloj biológico de nuestro cuerpo). Por eso los bebés, al principio, no pueden tener un ritmo circadiano adquirido y son caóticos.
- Alerta selectiva. Cuando era pequeño necesitaba constantemente mantener la alerta con su madre, pero ahora ya no. Ahora sólo lo hará cuando se sienta solo o entre extraños. Es más fácil dejar un momento a un bebé con un extraño a los dos meses que a estas edades.
Y...¿Cómo es el sueño en estas edades?
Circadiano.
Polifásico.
Inestable.
Circadiano.
El sueño es circadiano porque el niño ya posee una maduración importante del núcleo supraquiasmático el cerebro.
En sociedades donde no se intenta que los niñ@s sigan un horario desde tan pequeños (ni se les dan referentes externos, ni rutinas, ni nada) se ha comprobado que, a largo plazo también siguen un ritmo circadiano y que no tienen ninguna secuela posterior. Más aún, en este tipo de sociedades el insomnio es prácticamente desconocido y la gente puede despertarse y dormir a voluntad en medio de la noche sin mayores problemas.
Polifásico
El bebe empieza tener algo de ritmos en los momentos de dormir, el sueño esta mas repartido que cuando tenia 3 meses. pero sigue siento en varios momentos del dia y noche.
Inestable
El sueño entre los 4 y 7 meses es muy inestable porque van surgiendo las fases que faltan y el bebé necesita adaptarse a ellas. Es un periodo de transición en que los despertares son muy frecuentes.
Puede que los padres no duerman bien, de acuerdo, pero al niño no le pasa nada malo; simplemente está ensayando y llegará un día en que dominará la técnica de pasar de una fase a otra.
Si unimos a esta inestabilidad nocturna el hecho de que se dan otros cambios importantes en la vida de un niño, como la incorporación de muchas madres al trabajo remunerado o al inicio de la alimentación complementaria, todo indica que será una época muy crítica para nuestro hij@. Quizás sea una de las épocas que necesiten nuestra mayor comprensión.
¿Qué hacer mientras tanto?
Ante la duda nada porque podríamos alterar la evolución natural del sueño. Podemos seguir intentando los mismos consejos que para el periodo de 0 a 3 meses: lactancia y colecho. Las madres que siguen estas instrucciones suelen comentar que no notan gran diferencia en cuanto al número de despertares pero sí en cuanto al tiempo que el bebé tarda en dormirse: la mayoría apenas unos segundos; y la mamá también.
El sueño del niño de 8 meses a 2 años
El sueño del bebé no va a parecerse al del adulto hasta los 6 años aproximadamente, en que su sueño se concentrará en la noche, sin siestas normalmente, y tendrá una duración de 8-9 horas sin despertarse.
Etapa de construcción, entre 0 y 7 meses:de las dos fases del recién nacido, pasamos a cinco fases del adulto.
Etapa de maduración, entre 8 meses y 6 años:se reduce el número de horas de sueño y se van eliminando los despertares nocturnos.
A partir de ahí sólo quedan las etapas evolutivas normales: adolescencia, edad adulta y vejez. ( Núcleo supraquiasmático).
Ya hemos visto en páginas anteriores, cómo el sueño y la vigilia responden a mecanismos fisiológicos bastante precisos y sincronizados, y que la evolución del sueño va a la par con la maduración del individuo. ¿Ocurrirá lo mismo en esta etapa?.
¿Qué necesita conseguir el niño a estas edades?
Introducción a los alimentos complementarios.
Superar el periodo de angustia de separación.
Relacionarse con el entorno: la deambulación.
Irrupción dentaria.
La reglamentación esfinteriana.
Introducción a los alimentos complementarios.
Aunque ya a comenzado en el periodo anterior, no es hasta estas edades cuando empieza a consolidarse en serio. Los niños, poco a poco, dejan los purés y las papillas (los que las tomaban) para ir tomando pequeños trozos de alimento.
Superar el periodo de angustia de separación.
Hacia el octavo mes el niño ya sabe que es una persona diferente de su cuidador. Por esta razón, cuando éstos se van, o simplemente desaparecen de su vista, lloran desesperadamente. Los niñ@s no tienen noción del tiempo y cuando desaparecemos de su vista no saben si es para siempre o para dentro de un ratito, así que lloran por si acaso fuera lo primero.
Para superar este periodo se han inventado juegos como esconderse detrás de las manos y aparecer (casi todas las culturas tienen algo similar). En ellos, los niñ@s soportan alegres, breves segundos sin la visión materna o paterna. Esos breves segundos darán paso, poco a poco, a un periodo más largo (juego del escondite),, pero este proceso difícilmente termina antes de los dos años.
Irrupción dentaria.
Si observamos a los bebés, si que se da una asociación entre el salir de los dientecillos y una inquietud (no nos atrevemos a decir dolor). Así que, con dolor o sin él, es una etapa en que están más irritables, babean más y muerden todo lo que pillan. Por eso, por ser una época especial, vamos a tenerla en cuenta.
Una etapa crítica, ¿no creen?. Son los primeros pasos hacia su autonomía: sabe que es un ser diferente de sus cuidadores, que tienen la habilidad de desplazarse y separarse de ellos a voluntad. Va a aprender también que puede controlar el momento de hacer pipí o caca, y que es capaz de comer trozos grandes sin atragantarse. Una gran responsabilidad y una gran inseguridad para tan corta edad.
Ésta es una etapa marcada por la ansiedad infantil, en que la lucha entre “el quiero” y el “me da miedo” aparecen constantemente en cada decisión. Y eso, también se notará en el sueño.
Y por lo tanto...¿Cómo será el sueño?
Temido
Inquieto
Temido.
La angustia de separación se manifiesta también en el sueño. El niño empieza a darse cuenta de que hay un periodo (cuando se va a dormir) en que se separa de sus padres y por lo tanto intenta retrasarlo al máximo. Es típico de estas edades el quedarse dormido delante de la tele, jugando, etc, es decir, haciendo actividades que le “despisten” de la idea de que va a separarse de sus papás. Por lo tanto debemos calmarles antes de decir a dormir, para que aprendan a regular esa ansiedad.
Muchos son los autores que han advertido este fenómeno y explican cómo la mejor manera de dormir a los niñ@s en este periodo suele ser aquella que diluye la ansiedad. ¿La más famosa? Hacer compañía! Así, siguiendo a J. de Ajuriaguerra:
“El sueño (...) también puede ser una forma de separarse de los adultos, separación temida o deseada. Durante esta fase en que el ciclo del sueño se busca a sí mismo, pueden alterarlo causas nada que ver con la posterior evolución alteradora, pero se puede influir en ellas mediante nuevas satisfacciones como la simple presencia o el acunamiento.”
¿Y no necesitarán siempre la presencia o el acunamiento? Pues no, porque lo único que necesita el niño es sentirse seguro en esta etapa, y cuando eso se ha establecido, cuando ya entiende que su entorno estará seguro aunque duerma, cuando él esté más seguro de sí mismo, los acunamientos y las presencias se harán innecesarias. A. Freud nos dice lo siguiente al respecto:
“Llega un momento en que dormir no es ya un asunto puramente físico (respuesta prácticamente automática a una necesidad corporal en una persona indiferenciada); para dormirse se hace imprescindible un retroceso de la libido y del interés del Yo: se diluye la ansiedad, desaparece cuando las relaciones objetales del niño se vuelven más seguras y cuando su Yo está ya suficientemente estabilizado”
¿Lo ven? Llega un momento en que los niñ@s ganan seguridad y no van a necesitar nada de eso. No obstante, es curioso observar cómo la mayoría de los “expertos” que desaconsejan que a los niñ@s se les haga compañía para que duerman por si se acostumbran para toda la vida, no tienen reparos en meterles un muñeco en la cama: ¿Y si se acostumbran para toda la vida?, digo yo.
El por qué los niños son más susceptibles deengancharsepara toda la vida a la compañía de sus padres que al osito es un misterio que no ha sido desvelado por los expertos, más aún cuando no se conoce ningún adulto sano que necesite compañía de sus padres para conciliar el sueño, pero me consta algunos que sí deben dormir con algún objeto sustitutorio.
Inquieto.
Lo habitual es que a estas edades los niñ@s aún se despierten por la noche. Así, según Ajuriaguerra:
“En el segundo año el niño manifestará una repugnancia por el sueño y se despertará durante la noche; podrá tornarse exigente con su madre y soportar con dificultad la separación que supone el sueño, despertando y llorando en espera del retorno de la madre. En este periodo aparecen las primeras muestras de ansiedad y los sueños; también durante la siesta pueden producirse alteraciones al dormir.”
Richards y Bernal realizaron un estudio en que se comprobó que a los catorce meses de edad el mayor problema para los padres era el despertar nocturno constante. De esta forma, para Challamel, M.J. y Thirion, M:
“El periodo de los 6 meses a los 4 años es sobre todo la edad de los despertares múltiples de la segunda parte de la noche. Son frecuentes, a veces después de cada ciclo pasada la medianoche. Unos estudios estiman que entre el 40% y el 60% de los niñ@s de despiertan a los 18 meses, y el 20% se despierta varias veces cada noche (...) Estos despertares nocturnos son un componente normal del sueño a estas edades.”
¿Entonces, por qué corren esas ideas de que los niñ@s a partir de los 6 meses pueden dormir de un tirón toda la noche? Los errores pueden tener el origen en una mala interpretación del estudio de Anders. Repasando el estudio, los niñ@s de 9 meses que no se despertaban entre las 12 y las 5 horas solamente eran el 33%.
El sueño en estas edades es muy frágil, como también lo son la capacidad de dominar la ansiedad y la maduración del niño. Cuando éstas se consoliden, los niñ@s van a dormir solos. J. Ajuriaguerra considera que:
“La importancia de los fenómenos del segundo año depende del grado de desarrollo general del niño y especialmente de su capacidad de percepción, del establecimiento de relaciones con los objetos y de su capacidad de dominar la ansiedad (...)”.
Todos los niñ@s acaban durmiendo como los adultos; sólo queda por ver cuánto tardan en llegar a ese patrón. En otras palabras: obsesionarse con el sueño e inventar triquiñuelas para que el bebé duerma toda la noche es, quizás, empujar el asunto más allá del potencial biológico del niño. Es exactamente la idea de este libro: el sueño es un proceso evolutivo, dicho de otro modo, todos los niñ@s van a dormir algún día como un adulto, si bien en cada niño el ritmo de adquisición es diferente.
El sueño del niño de 3 a 6 años
Sobre los 3 años, se producirá una disminución de los despertares nocturnos, que llegarán a desaparecer a la edad de 5 años.
La mayoría de los niñ@s soluc
ionan por si solos sus problemas con el sueño.
Esta es la etapa de los primeros aprendizajes escolares y de la consolidación del lenguaje hablado. El niño ya controla su entorno, no sólo a nivel físico (sabe andar) sino también a nivel
oral. El uso de la palabra es muy importante, pues le permite expresar sus sentimientos, quejas y deseos de una forma que el adulto puede entender más fácilmente.
A partir de los 3-4 años las rabietas bajan de intensidad y de frecuencia porque nos entendemos mejor.
Hacia este edad el niño va a dejar de hacer su siesta. Normalmente no pasa nada, pero hay niñ@s que presentan un déficit de sueño lento, que va a verse compensado por el aumento del sueño profundo de la primera parte de la noche.
También es verdad que durmiendo solos o en compañía, llega un día en que no sólo no necesitan a nadie, sino que no quieren a nadie más en su habitación. Es el problema de muchos padres con varios hijos mayorcitos y pocas habitaciones.
Conclusión.
Se supone que el sueño lento ayuda a nuestro cuerpo a recuperarse del cansancio físico, a la par que mejora nuestro sistema inmunológico, y que nuestro sueño REM nos ayuda a la “gestión” de nuestras emociones y a la instauración de los aprendizajes y de la memoria.
Queremos que los niñ@s duerman como mayores, pero olvidamos que para dormir como un mayor, hace falta serlo!